Instituto Missionário dos Filhos e Filhas da Paixão de Nosso Senhor Jesus Cristo e das Dores de Maria Santíssima

Corporación Deportiva Independiente

(Medellín - Departamento de Antioquía - Colombia)

 

Circular 01

A los jugadores de fútbol de la Corporación Deportiva Independiente de Medellín (Departamento de Antioquía) Colombia.

 

Circular n° 01

 

Anápolis – GO (Brasil), 30 de septiembre de 2011

 

Queridos, busquen la verdadera felicidad en Dios, solamente él puede darla: “Fuimos hechos para la felicidad, para ser felices, infinita es la capacidad de nuestro corazón, y solamente Dios puede saciarlo perfectamente” (Bien Aventurado Columbia Mamion).

Miles de jugadores viven olvidados de Dios buscando la felicidad lejos de él. ¡Pura ilusión! La verdadera felicidad no está en aquello que pasa, sino, en lo eterno… en Dios: “¿Quién me puede hacer más feliz que Dios? En él lo encuentro todo” (Santa Teresa de los Andes).

La “felicidad” que el mundo ofrece pasa como el viento y no es capaz de satisfacer un alma inmortal; porque solamente el Dios inmortal es capaz de alegrar un alma inmortal: “Fuera de Dios sólo hay alegría efímera y paz ilusoria” (Bien Aventurado Columbia. Mamion).

Para poseer la verdadera felicidad es necesario abandonar el camino sucio del mundo y nortear hacia el camino de la luz… de Dios, del bien. Sólo es posible ser feliz aquí en la tierra obedeciendo la Ley de Dios: “!Felices los íntegros en su camino, los que andan en la ley de Dios!” (Sl 118, 1).

El atleta no puede darle la espalda a Dios, fuente de la felicidad para buscarla en el mundo, enemigo de su alma. Aquél que sigue el mundo camina triste, frustrado e indignado, porque su alma vive sumergida en la amargura y las riquezas pasajeras no pueden satisfacerla: “La ley que salió de tu boca es para mí mejor que cantidades de oro y plata” (Sl 118, 65).

Sólo es posible poseer la verdadera alegría obedeciendo la Ley de Dios; quien la abandona para seguir las máximas del mundo tropezará continuamente y jamás poseerá la verdadera paz: “La paz perfecta es para los que aman tu Ley, para ellos no hay tropiezos” (Sl 118, 165).

Estimados, hagan el bien y huyan de aquéllos que promueven el mal, de los que son falsos y malévolos: “Su cara es más blanda que manteca, pero en su corazón hierve la guerra, sus palabras, más suaves que el aceite, son en verdad espadas desenvainadas” (Sl 54, 22).

Lean todos los días un trecho de la Sagrada Escrituras.

Rezo por la dirección e hinchada de este simpático equipo.

Los bendigo y los guardo en el Corazón de Cristo Jesús.

Atentamente,

 

Pe. Divino Antonio Lopes PF.