A los jugadores de fútbol del Club Deportivo Saprissa
– San Juan de Tibás
(Provincia de San José)
– Costa Rica
Circular n° 01
Anápolis – GO (Brasil), 14 de febrero de 2012
Queridos jugadores, acuerdense siempre de que la vida
es breve y que el tiempo que pasa no vuelve más:
“!Qué corta hiciste mi vida:
y qué poco permanecerá ante ti! Qué es el hombre? Poco más que un
soplo” (Sl 39,6).
Todo pasa rápidamnete en este mundo... también la
vida del atleta; por eso él debe de practicar deporte sin olvidarse
de la salvación de su alma. Salvar el alma es la ocupación
principal: “Salvar
mi alma me vuelve santo, es el principal negocio de mi vida”
(San Pedro Julián Eymard).
Estimados, todo pasa, todo acaba, todo muere, porque
todo es pasajero, temporal y se van, porque todo es vanidad.
Pasa la riqueza, el lujo, la majestuosidad, porque
todo es vanidad! Pasa la gloria la fama, el honor, porque todo es
vanidad! Pasan las coronas, los tronos, el poder, las púrpuras, las
sedas, porque todo es vanidad!
Todo pasa... y para dónde? Para la nada de donde vino!
La gloria, los triunfos, las apoteosis, pasan para el
silencio de la tumba; las vestimentas ricas para un manto fúnebre:
el cuerpo para ser alimento de gusanos, el orgullo, el egoísmo, la
nobleza del mundo para un puñado de cenizas! (cfr. Pe.
Alexandrino Monteiro, Rayos de Luz).
Que se acuerde el jugador que la fama, el dinero, los
aplausos, el elogio... también pasan... pasan de prisa para no
volver más.
Infeliz del atleta que abandona el Dios Eterno para
apoyarse en las cosas caducas de este mundo... que abandona el Dios
de la paz para buscar consuelo en las cosas pasajeras de la tierra.
Ése se cansará y no encontrará el verdadero consuelo: Porque sólo en
Dios es posible encontrarlo:
“Guárdame, oh Dios, en ti está mi refugio,
tú eres mi bien, nada hay fuera de ti” (Sl 15,1-2).
Queridos, jamás un pedazo de cuero o una medalla les
dará la verdadera paz. Sólo Dios puede darla:
“Sólo en Dios descansa el
alma mía, de él viene mi salud, mi salvación, mi roca, sólo es él mi
fortaleza, no he de vacilar” (Sl 61,2-3).
Lean todos los días un trecho de la Sagrada
Escritura.
Rezo por ustedes y sus familiares.
Los bendigo y los guardo en el Purísimo Corazón de
María.
Atentamente,
Pe. Divino Antonio Lopes PF.
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