A los jugadores de fútbol del
Barcelona Sporting Club - Guayaquil (Guayas) Ecuador.
Circular n° 01
Anápolis – GO (Brasil), 30 de septiembre de 2011
Estimados, jueguen fútbol con
alegría, pero no se olviden que la salvación del alma es más
importante que ganar trofeos: “De hecho,
¿De qué me valdrá delante de Dios, haber hecho fortuna, haber
alcanzado una posición de destaque o de influencia en el mundo, o
gozado de todos los bienes de la vida, si no hice nada para el
cielo, si no amé ni serví a Dios, mi postrero final?”
(San Pedro Julián Eymard).
Sabemos que todo en este mundo pasa…
y nosotros también pasaremos. Por más que seamos ricos, famosos y
conocidos, un día la muerte nos visitará:
“Acuérdate de lo que es nuestra vida, de que
nada hiciste a los humanos, ¿a cuál de ellos no alcanzará la muerte,
quién se salvará de las garras del sepulcro?”
(Sl 88, 48-49).
Infelizmente miles de jugadores de
fútbol o se preocupan en salvar el alma, se preocupan solamente con
el deporte y dejan el negocio más importante de lado ¡Qué locura!
“El negocio de la eterna salvación es, sin
duda, el más importante y aún así, es el que los cristianos más se
olvidan” (San Alfonso María de Ligorio).
Es una gran locura olvidarse de la
salvación del alma. Aquél que se olvida de la salvación del alma, ya
se olvidó del cielo y está casi olvidándose de Dios ¡Terrible
olvido! “Es loco aquél que no trabaja
para la salvación del propio alma” (San Felipe
Neri).
El atleta debe de aprovechar del
tiempo libre para rezar, meditar, acercarse
de Dios pidiéndole perdón por sus pecados… él no puede olvidarse de
la salvación se su alma. Es necesario estar “atento”
en ese gran deber: salvar el alma:
“Necesito salvar mi alma, es decir, ganar el cielo, evitar la
eternidad del infierno. No hay término medio, salvar mi alma es el
final de mi creación, de mi redención, y el fin de mi vida”
(San Pedro Julián Eymard).
Huyan de aquellas malas personas que
luchan para ponerlos en el mal camino; esos no vivirán mucho:
“Los hombres sanguinarios y embusteros no
llegarán a la mitad de su vida” (Sl 54.24).
Lean todos los días un trecho de la
Sagrada Escritura.
Rezo por ustedes y sus familiares.
Rezo también por la dirección e
hinchada de este simpático equipo
Los bendigo y los guardo en el
Inmaculado Corazón de María.
Atentamente,
Pe. Divino
Antonio Lopes PF.
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