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			Espanhol 
			  
			
			
			A los niños y niñas de las Misiones Nuestra Señora de 
			Copacabana (Puerto Quijarro), Inmaculada Concepción de la Santísima 
			Virgen María (Arroyo Concepción – Barrio de Puerto Quijarro) y 
			Nuestra Señora de las Mercedes (Puerto Suárez) – Bolivia 
			  
			
			
			CIRCULAR N.º 02 – 17-12-2013 
			  
			
			
			Les escribo esa breve Circular para orientarlos sobre 
			la gravedad de la mentira. 
			
			
			La mentira no agrada a Dios. Es un pecado contra el 
			Octavo Mandamiento de la Ley de Dios: “No levantar falso 
			testimonio”. 
			
			
			¿Qué es mentir? Mentir, es, en general, hablar 
			de modo diverso de su pensamiento con la intención de engañar. Pero 
			la mentira no es solamente una palabra contra la verdad, puede ser 
			igualmente una señal o un acto 
			
			que se hacen en el objetivo de iludir el prójimo. 
			
			
			Distinguen-se tres especies de mentiras: 
			
			
			
			1.º MENTIRA JOCOSA, 
			que se dice brincando, a modo de gracejo. 
			
			
			
			2.º MENTIRA OFICIOSA, 
			que se dice para provecho propio, o para servir otras personas. 
			
			
			
			3.º MENTIRA DAÑOSA, 
			que se dice con gana o peligro de causar daño al prójimo. 
			
			
			Sea cuál sea su naturaleza, la mentira es siempre 
			ruin, y ninguna razón a puede disculpar. Con efecto, mentir es 
			abusar del lenguaje que Dios nos comunicó para externar nuestros 
			pensamientos; es insultar a santidad de Dios y su soberana verdad; 
			es faltar a la caridad y a las relaciones de franqueza y sinceridad 
			que deben unir los hombres. Por eso, Jesús Cristo dijo que la 
			mentira es OBRA del DEMONIO justamente 
			llamado padre de la mentira, y que el apóstol San Juan declara:
			
			
			“El lugar de los mentirosos es en el lago de azufre y 
			fuego”
			(Ap 21, 8). 
			
			
			Hay pero diferencias en la gravedad de la mentira. La
			MENTIRA JOCOSA y la MENTIRA OFICIOSA son 
			ordinariamente pecados veníais; pero la MENTIRA DAÑOSA 
			es pecado mortal causarse perjuicio serio a la caridad, a la 
			justicia, a la fe o a las buenas costumbres. 
			
			
			En la Carta de San Pablo a los Efesios 4, 25 dice:
			
			
			“Renunciáis a la mentira. Digan cada uno a su prójimo 
			la verdad”. 
			Está claro que no es correcto mentir... mentir es feo y ofende a 
			Dios. Quién miente pierde a confianza delante de las personas y 
			queda de lado como una lata de basura. Quién miente queda 
			desacreditado delante de los padres, formadores y superiores. Quién 
			miente no es digno de confianza. 
			
			
			Dios es la verdad... el Demonio es el padre de la 
			mentira. La verdad es el terreno de Dios, la mentira es el 
			territorio del Demonio. Quién miente desprecia a Dios y sigue al 
			Demonio: 
			
			“Todo aquel que huye de la
			
			
			verdad, que la odia, que la encubre, que la macula 
			mintiendo, está en el terreno del ‘príncipe de las tinieblas’”
			(Pe. Francisco Faus). 
			
			
			Hoy, infelizmente, millones de personas abren el 
			corazón para el Demonio, el padre de la mentira, pero no lo abre 
			para Jesús Cristo... la verdad que libera. La persona que miente es 
			esclava del Demonio. 
			
			
			Gladstone Chaves de Melo escribe: 
			
			“Se miente por palabras, se miente por actos, se 
			miente por actitudes, se miente por escrito, se miente por el 
			silencio, se miente por las curvaturas de la espina dorsal, se 
			miente pelo
			
			
			mirar, se miente en las calles, en las vitrinas, en 
			los negocios, en las escuelas, en las asambleas, en las reuniones, 
			se miente sin pudor”. 
			
			
			Las personas verdaderas sienten enojo de las personas 
			mentirosas. Las personas mentirosas son repugnantes, falsas, 
			antipáticas y amigas de las tinieblas. 
			
			
			La casa donde todos mienten se hace insoportable:
			
			
			“Un ambiente en que no se sabe que terreno se está 
			pisando, en que es preciso adivinar siempre segundas intenciones, en 
			que sólo el experto es que navega, hace
			
			
			irrespirable, un verdadero infierno”
			(Pe. Francisco Faus). 
			
			
			La lengua mentirosa causa más daño que una navaja... 
			el mentiroso es insoportable. 
			
			
			Quién miente no puede agradar a Dios porque Dios es 
			verdadero. Quién miente agrada al Demonio, porque él es el padre de 
			la mentira: 
			
			“Vosotros sois del diablo, vuestro padre... porque es 
			mentiroso y padre de la mentira”
			(Jo 8, 44). 
			
			
			Yo os bendigo y os guardo en el Corazón de Jesús. 
			
			
			Con estima, 
			  
			
			Pe. Divino 
			Antônio Lopes FP (C) 
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