LA
MISERICORDIA DE DIOS
(Ministrada por la Madre Genoveva de Nuestra Señora de los Dolores FP (C))
Dios es infinitamente
misericordioso, por eso no podemos despreciarlo para apoyarnos en
las criaturas… eso sería una gran ingratitud:
“Dios es un abismo incomprensible de todo bien… Y por
poco que Él haga con que un corazón entienda ¿cuán bueno y amable
es, como es posible que este corazón pueda dejar de amarlo? Todas
las otras ocupaciones y pensamientos son sólo pérdida de tiempo…
como hace bien amar a este Señor tan pleno de amor”
(Santa Margarita María Alacoque).
Si Dios es misericordioso,
aproximémonos de Él con el corazón contrito y humillado… e Él nos
perdonará.
Infeliz de aquél que abusa de la
bondad de Nuestro Señor para acumular pecados sobre pecados.
¡Ay de aquél – acrecentad San
Agustín – que para pecar confía en la esperanza! A cuantos esa vana
ilusión ha engañado y llevado a la perdición.
¡Desgraciado de aquél que abusa de
la bondad de Dios para ofenderlo más! Lucifer – como afirma San
Bernardo – fue castigado por Dios con tan asombrosa presteza, porque
al rebelarse, esperaba no ser punido. El Rey Manasés pecó; se
convirtió en seguida y Dios le perdonó. Más para Amon, su hijo, que,
viendo cuan fácilmente su padre le había conseguido el perdón, se
entrego a la mala vida con la esperanza de también ser perdonado, no
hubo misericordia. Por esa causa – dijo San Juan Crisostomo – Judas
se condenó, porque se atrevió a pecar confiando en la clemencia de
Jesucristo. En suma: Si Dios espera con paciencia, no espera
siempre. Pues, si el Señor siempre nos tolerase, nadie se
condenaría; ora, es larga la puerta y espacioso el camino que lleva
a la perdición, y muchos son los que entran por él (Mt 7,13).
Quien ofende a Dios, confiando en la esperanza de ser perdonado,
“es un escarnecedor y no un penitente”, dice San Agustín
(cfr. San Alfonso María de Ligório, Preparación para la muerte,
Consideración XVII).
Aprovechemos la bondad de Dios para amarlo y servirlo de todo el
corazón… empleando cada minuto, día y hora para agradarlo.
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