CIDADE MISSIONÁRIA DO SANTÍSSIMO CRUCIFIXO – ANÁPOLIS
– GO
Circular Nº 01 – 25-11-2012
Queridas niñas, amen a Dios de todo corazón, porque
solamente Él merece nuestro amor: “Es muy
poco un solo corazón amar a Dios que ama tanto y que es tan capaz de
ser amado, merecedor de um amor infinito.
¿Entonces cómo aún dividir este
corazón entre las criaturas y el Creador?”
(Santo Afonso Maria de Ligório).
Agradezco a Dios Eterno y Bondadoso por la precencia
de ustedes en la 1ª Confraternización Bienaventurada
Jacinta Marto, en el Barrio central, Av. Sucre, Plaza central-
Puerto Quijarro (Bolívia).
Prezadas, estamos en este mundo para amar a Dios...
amarlo de todo corazón, todo lo que hacemos fuera de esto es como
hechar el tiempo afuera.
¡Cómo
es bello, cómo es grande conocer, amar y servir a Dios! Es la única
cosa que tenemos para hacer en este mundo. Todo lo que hacemos fuera
de esto es un tiempo perdido.
El buen Dios nos colocó en la tierra para ver cómo
nos comportaríamos y si lo amaríamos, sabiendo que nadie permacece
en esta tierra para siempre.
El hombre fue creado para el amor y es por eso que es
tan propenso de amar.
El hombre creado para el amor no puede vivir sin el
amor: o ama a Dios o ama a si mismo o ama el mundo.
No se puede amar a Dios sin testificar ese nuestro
amor con nuestras obras.
Amar a Dios con todo nuestro corazón es amar
solamente a Èl, es volverlo presente en todo aquello que amamos.
Ni todos nosotros podemos dar grandes limosnas a los
pobres, volvernos religiosos, retirarnos para un convento, ir para
los desiertos... mas todos podemos amar al Buen Dios de fondo del
corazón.
Amar a Dios no consiste solamente en decirle con la
boca: mi Dios yo te amo. Amar a Dios con todo el corazón, con
toda la mente y con todas las fuerzas es preferirlo antes de todo,
es estar pronto para perder los bienes, la honra, la propia vida
antes de ofenderlo. Amar a Dios es no amar nada encima de ÈL, nada
que comparta con ÈL nuestro corazón (cfr. San Juan Maria
Vianney, Sermones).
Rezemos por el Santo Padre Bento XVI, para que el
Señor lo proteja de todos los peligros.
Amen a sus padres y trátenlos con cariño y respeto.
Pe. Divino Antônio Lopes FP.
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