Santa
Rosa de Lima nació en Lima el 30 de abril de 1586, y fue bautizada
con el nombre de Isabel Flores de Oliva. Sus padres fueron Gaspar
Flores (soldado español) y María de Oliva (costurera indígena).
Desde pequeña sintió una fuerte
vocación religiosa, por lo que oraba y ayunaba con frecuencia. A los
diez años se trasladó con su familia a Quives (sierra de Lima), y
allí recibió el sacramento de la confirmación de Santo Toribio de
Mogrovejo. A los 15 años regresó a Lima, y a los 20 se hizo
Terciaria del Convento de Santo Domingo. Fue devota de Santa
Catalina de Siena, y así como ella mortificaba su cuerpo con
castigos y penitencias.
En su casa bordaba hermosas
prendas para su venta, siempre cantando para Dios, la Virgen María y
el Niño Jesús. También acudía a los hospitales para atender a los
pacientes.
Falleció en Lima el 24 de agosto
de 1617, al parecer por una tuberculosis. Fue canonizada en 1671 por
el papa Clemente X, convirtiéndose así en la primera santa de
América. Sus restos reposan en la Iglesia de Santo Domingo, en el
Centro de Lima.
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