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			A los setenta y cuatro reclusos 
			del Comando de la Policía Fronteriza del Puerto 
			Suárez (Departamento de Santa Cruz – Provincia de 
			Germán Busch) – Bolivia 
			  
			
			Circular n. º 01 
			  
			
			Anápolis, 29 de agosto del 2013 
			  
			
			Estimados, recuerden continuamente 
			de la misericordia del Creador y pídale perdón de los pecados. 
			Nuestro Señor está dispuesto a perdonar de corazón contrito y 
			humillado, "Yo aún no amaba y Él já me 
			amaba" (San Pedro Julián Eymard). 
			  
			
			Abran el corazón a Dios... la vida 
			lejos del Creador es vacía y llena de ilusión. No se enojen ni 
			entristezcan por causa de la pena (prisión), mas confíen en 
			el Corazón Misericordioso de Jesús Cristo y busquen la santidad de 
			la vida. 
			
			
			¡No 
			abusen de la bondad de Jesucristo! Sean prudentes y humíllense 
			delante de nuestro Salvador. 
			
			Infeliz la persona que abuse de la 
			misericordia de Jesucristo. 
			
			San Alfonso 
			María de Ligório 
			escribe: 
			Él dirá, tal vez a alguien: Puesto que Dios usó 
			conmigo de tanta misericordia en el pasado, espero que la tenga 
			también en el futuro. Sin embargo, le respondo: ¿Por qué Dios ha 
			sido tan misericordioso, quieren ofenderlo de nuevo? Por lo tanto – 
			San Paulo dice – desprecias la bondad y la paciencia de Dios. 
			¿Ignoras que si el Señor te ha soportado hasta ahora, no era que 
			continuases ofendiéndolo, sino para que te penitencies del mal que 
			hiciste? 
			(Rom 2, 4). 
			
			Dios espera al pecador, a 
			fin de que se corrija, mas, cuando ve que el tiempo concedido por 
			los pecados sólo sirve para multiplicarlos, se vale de ese mismo 
			tiempo para emplear la justicia. Así que el mismo tiempo concedido, 
			la misma misericordia otorgada, servirán para que el castigo sea más 
			riguroso y el abandono más inmediato. ¿Y cómo Dios nos abandona? O 
			envía la muerte al pecador, que así, muere sin arrepentirse, o lo 
			priva de las gracias abundantes y sólo le deja la gracia suficiente 
			con que el pecador podría salvarse, mas no se salva. Enceguecida  la 
			mente, endurecido el corazón, dominado por los malos hábitos, la 
			salvación le será moralmente imposible, y así quedará, sino 
			absolutamente, al menos, moralmente abandonado 
			(Preparación para la muerte). 
			
			Recuerden que la angustia y la 
			desesperación no resuelven los problemas, pero la oración y la 
			confianza en Dios calma el corazón agitado y angustiado. 
			
			Busquen la paz en el Sagrado 
			Corazón de Jesús... mantengan la calma y soporten las pruebas por 
			amor a Dios. 
			
			Respeten a los policías y a los 
			funcionarios que cuidan de ustedes. 
			
			Aproveche de su tiempo en la 
			cárcel para leer las Escrituras y otros libros de piedad. 
			
			Yo les bendigo y les guardo en el 
			corazón de Jesucristo. 
			
			Atentamente, 
			  
			
			Pe. Divino Antônio 
			Lopes FP 
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