El ALMA
(resumen)
1.º PUNTO
¿QUE ES El ALMA?
El alma es la parte
más noble del hombre, porque es substancia espiritual,
dotada de inteligencia y de gana, capaz de conocer a
Dios y de poseerlo eternamente.
No se puede ver ni
palpar nuestra alma, porque es espíritu.
El alma es un espíritu
inmortal que Dios creó para ser unido al cuerpo del
hombre. Es substancia espiritual, como a de Dios y de
los ángeles, aunque menos perfecta y destinada a ser
unida a un cuerpo y servida por órganos.
Decimos que el alma es
hecha a la imagen y semejanza de Dios. Con efecto, ella
es un espíritu como Dios es un espíritu; como Él, aunque
en más pequeño grado, ella puede conocer, amar y
determinarse libremente; como Él, hay de vivir
eternamente.
2.º PUNTO
LA CREACIÓN DEL
ALMA HUMANA
El alma humana
no es producida ni comunicada por los padres, pero
creada del nada por Dios.
Lo que debemos creer y
lo que el Génesis enseña sin especificaciones es que el
género humano descended de una pareja original, y que
las almas de Adán y Eva (cómo cada una de nuestras)
fueron directa e inmediatamente creadas por Dios. El
alma es espíritu; no puede “evolucionar”
de la materia, y tampoco puede ser heredada de nuestros
padres. Marido y mujer cooperan con Dios en la
formación del cuerpo humano. Pero el alma espiritual que
hace de ese cuerpo un ser humano tiene que ser creada
directamente por Dios e infundida en el cuerpo
embrionario.
Continúa Dios
aún hoy a crear las almas humanas. Cada hombre tiene una
alma creada directamente por Dios.
3.º PUNTO
¿CUANDO SON CREADAS
LAS ALMAS?
Las almas no
existen antes de ser unidas a los cuerpos.
El alma intelectiva
es… multiplicable, se multiplicó y hay de multiplicarse,
según el número de los cuerpos en que se infunde. Luego,
las almas no preexistieran antes de unirse a los
cuerpos; porque en ese caso no se multiplicarían en el
futuro, visto ya existan antes.
Momento exacto
de la creación del alma:
Como es sabido, en la generación humana, el padre cede
del propio cuerpo el elemento llamado espermatozoide, y
la madre el óvulo, ambos invisibles a ojo desnudo. Esos
dos elementos fúndense en el seno materno. Es natural
que el alma humana no se produzca antes de la unión del
espermatozoide con el óvulo. Pero podrá alguien
preguntar: - ¿Su producción se efectúa en el
momento de la unión de los dos elementos, paterno y
materno, o más tarde? La esta pregunta no es posible dar
respuesta exacta, pues nos es desconocido el momento de
la infusión del alma en el cuerpo. Pero, es lógico
suponer que, cuando el óvulo y espermatozoide, ya
unidos, comienzan el proceso de fenómenos, cuyo
resultado es el desarrollo del nuevo ser en el seno
materno, y después el nacimiento, ya en ellos se
encuentra el alma humana.
4.º PUNTO
LAS ALMAS SON ÁNGELES?
Un ángel es un
espíritu, quiere decir, un ser con inteligencia y gana,
pero sin cuerpo, sin dependencia alguna de la materia.
El alma humana también es un espíritu, pero el
alma humana NUNCA será ángel, ni siquiera
durante el tiempo en que, separada del cuerpo por la
muerte, esperar la resurrección.
El alma del hombre es
espíritu, de naturaleza similar al ángel; su cuerpo es
materia, similar en naturaleza a los animales. Sin
embargo, el hombre no es ni ángel ni bestia; es un ser a
la parte por derecho propio, un ser con un pie en el
tiempo y otro en la eternidad. Los filósofos definen el
hombre como “animal racional”;
“racional” indica la su alma espiritual; y
animal, su cuerpo físico.
El hombre tiene
cuerpo, pero es más que un animal. Como los ángeles, el
hombre tiene un espíritu inmortal, pero es menos que un
ángel. En el hombre se encuentran el mundo de la materia
y lo del espíritu. Alma y cuerpo si funden en una
substancia completa que es el ente humano.
5.º PUNTO
ESPIRITUALIDAD DEL ALMA
El alma humana
es espiritual, quiere decir, incorpórea por naturaleza y
con existencia independiente de la materia.
Dios, desde el
principio del tiempo, creó del nada dos especies de
seres: los espirituales y los corporales, es decir, los
ángeles y el mundo; y después creó el hombre, que siendo
constituido de cuerpo y espíritu, como que es común a
ambos seas.
La Sagrada Escritura
emplea la palabra “espíritu”, quiere se
refiera a Dios quiere al alma humana. San Pablo pregunta
a los Corintios:
“¿Cuál de los hombres conoce las cosas
que son del hombre, sino el espíritu del hombre, que en
él aún reside? Así también las que son de Dios nadie las
conoce sino el espíritu de Dios”
(1 Cor 2, 11).
“El
mismo Espíritu (Santo) da testimonio a nuestro
espíritu de que somos hijos de Dios”
(Rm 8, 16). Si,
pues, la Sagrada Escritura llama espíritu a nuestra
alma, y ninguna razón nos impide de tomar esa palabra en
el sentido propio, tenemos que admitir la
espiritualidad del alma humana.
Nuestra alma desea las
cosas espirituales; luego es necesariamente
espiritual. Nunca, en verdad, un ser material,
por ejemplo, el caballo, el perro, deseará como nosotros
ver a Dios, ver y gozar de la presencia de los ángeles,
ni será capaz de comprender las verdades metafísicas
como las matemáticas, la moral… cosas de sí
inmateriales.
Somos libres; luego
somos espirituales. Que seamos libres para muchas cosas
es evidente; las hacemos porque las queremos hacer, aún
cuando nos parece mejor el contrario, quiere nos apunten
el castigo o el premio. Por el contrario, la materia es
incapaz de elección.
6.º PUNTO
INMORTALIDAD DEL ALMA
El alma es
inmortal.
El Concilio 5.º de
Latran dice: “Condenamos
y reprobamos todos los que afirmen, que el alma
intelectual es mortal o única para todos los hombres…,
cuando ella es inmortal y multiplicable… según lo número
de los cuerpos en que se infunde… Decretamos, que todos
los que adhieren a las afirmaciones de tal error, como
sembradores de herejías…, deben ser evitados y
castigados… como detestabais… herejes”.
La inmortalidad del alma es, por lo tanto,
verdad de fe, visto ser herética la doctrina contraria.
Jesucristo exhorta-nos
a no temer “los que matan el
cuerpo, pero no puede matar el alma”
(Mt 10, 28). Ora, si el alma fuera
material como el cuerpo, también podrían los hombres
quitarle la vida. El libro de la Sabiduría nos asegura
que “las almas de los justos
están en las manos de Dios, y no les tocará el tormento
de la muerte”
(Sb 3, 1).
7.º PUNTO
LIBERTAD DEL ALMA
El alma es libre,
es decir, puede escoger y practicar el bien o el
mal. Esta libertad es abonada por la Sagrada
Escritura y por la Iglesia Católica Apostólica Romana en
sus Concilios; de hecho, la promesa de las recompensas y
la amenaza de los castigos se basan en esta libertad; no
habría mérito ni culpa si no fuéramos libres.
8.º PUNTO
¿ES POSIBLE PERDIÓ
UN “PEDAZO” DEL ALMA?
No.
No se puede medir un espíritu; un espíritu no tiene
largura, anchura o profundidad. Muy menos peso. Por esta
razón, toda el alma puede estar en todas y en cada una
de las partes del cuerpo al aún tiempo; no está una
parte en la cabeza, otra en la mano, y otra en el pie.
Si perdiéramos un brazo o una pierna, en un
accidente o en una operación quirúrgica, no perdemos una
parte del alma. Simplemente, a nuestra alma ya
estará en el que no es sino una parte de mi cuerpo vivo.
Y, por fin, cuando nuestro cuerpo esté tan prostrado,
por la enfermedad o por las lesiones, que no pueda
continuar su función, el alma lo dejará y seremos
declarados muertos. Pero el alma no muere.
Siendo absolutamente inmaterial (lo que los
filósofos llaman una “substancia simple”), no
hay en ella nada que pueda ser destruido o dañado.
No constando de partes, no tiene elementos básicos en
que pueda desagregarse, no tiene manera de poder
descomponerse o de dejar de ser lo que es.
9.º PUNTO
ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL HOMBRE
El hombre consta
sólo de dos principios sustanciales: cuerpo y alma
racional.
El Concilio de
Calcedonia dice:
“Confesamos… que Cristo es verdadero Dios y verdadero
hombre, (constando) de cuerpo y alma racional”.
El Símbolo
Atanasiano enseña: “Así
como el alma racional y la carne (es decir, el
cuerpo) forman un sólo hombre, así Dios y el hombre
son (en Jesús) un sólo Cristo”. El
sentido obvio de estos documentos, aunque se no afirme
expresamente, es que cuerpo y alma constituyen el hombre
todo.
El Concilio 2.º de
Orange dice: “Si alguien
afirme que por el pecado… de Adán no quedó en peor
condición el hombre todo, quiere decir, en cuanto al
cuerpo y alma…, contradice la doctrina de la Escritura”.
En Eclesiastés 12,
1. 7 dice: “Te acuerda de
tu Creador… antes que… el polvo vuelva a la tierra donde
fue quitado, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.
En San Mateos 10,
28 dice: “No temáis los
que matan el cuerpo y no pueden matar el alma; temé
antes a quién puede lanzar en el infierno tanto el alma
como el cuerpo”. De estos pasajes de la
Sagrada Escritura se sigue claramente que el cuerpo y
alma son los únicos elementos constitutivos del hombre.
10.º PUNTO
¿CON LA MUERTE DEL CUERPO, PARA DONDE
VA El ALMA?
Jesucristo resucitado
probó que su misión y su doctrina son divinas. Luego,
todo que él nos dijo es correcto, es verdadero. Se
sigue, entonces, que es verdad que después de nuestra
muerte nosotros seremos juzgados e iremos
para el cielo, infierno o purgatorio, para donde la
justicia y la santidad de Dios determinen, o aún
podríamos decir, para donde nosotros
merecemos con nuestros actos. Pero también es
verdad que en el juicio final nuestro cuerpo resucitará.
Es de esa resurrección final que la Resurrección de
Cristo es garantía.
11.º PUNTO
LA SALVACIÓN DEL ALMA
El negocio de la
eterna salvación es, sin duda, el más importante, y,
pero, es aquel de que los cristianos más se olvidan.
¿Para alcanzar a salvación eterna que se hace? ¿Qué
procedimiento se sigue? Nada se acostumbra hacer; al
contrario, todo lo que se hace es para perderla, y la
mayor parte de los cristianos vive como si la muerte, el
juicio, el infierno, la gloria y la eternidad no fueran
verdades de la fe, pero sólo fábulas inventadas por los
poetas. Los santos son verdaderos sabios porque sólo
trabajaron para salvarse. La felicidad eterna es para
nodos el negocio más importante, el negocio único, el
negocio irreparable si no lo pudiéramos realizar.
Es, sin contestación,
el negocio más importante, porque es de las más graves
consecuencias, en vista de tratarse del alma, y,
perdiéndose esta, todo está perdido. Debemos estimar el
alma — dijo San Juan Crisóstomo — como el más precioso
de los bienes.
Razón tenía San Filipo
Neri en llamar de loco al hombre que no trabajaba en la
salvación de su alma.
La salvación eterna no
es sólo el más importante, sino el único negocio que en
esta vida nos compite.
Para alcanzar la
salvación es necesario que, en la hora de la muerte,
aparezca nuestra vida semejante a la de Nuestro Señor
Jesucristo. Para este fin debemos esforzarnos en evitar
las ocasiones peligrosas de pecar y emplear los medios
necesarios para conseguir la salvación:
“¿El demonio trabaja sin reposo
para perderte, y tú, tratándose de tu felicidad o de tu
desgracia eterna, tanto te descuidas?”
(Santo Agustino)
(cfr. San Alfonso María de Ligorio,
Preparación para la muerte).
Pe. Divino Antônio Lopes FP (C)
Bibliografía
Sagrada Escritura
São Pio X, Catecismo Maior
Monsenhor Cauly, Curso de Instrução
Religiosa
Pe. J. Bujanda, Manual de Teologia
Dogmática
Pe. Leo J. Trese, A fé explicada
Concílio 5.º de Latrão, ses. 8. Denzinger
738
Concílio 4.º de Latrão, cap. 1.
Denzinger 428
Concílio de Calcedônia, Denzinger 148
Símbolo Atanasiano, Denzinger 40
Concílio 2.º de Orange, Denzinger 174
Leituras de Doutrina Cristã
Santo Afonso Maria de Ligório, Preparação
para a morte
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