BREVEDAD DE LA VIDA
Debemos pensar a
menudo en la BREVEDAD DE LA VIDA. En el libro de Job 14,
1-5, habla que el hombre nace, vive un determinado
tiempo y después muere: “El
hombre, nacido de mujer, tiene la vida corta y llena de
problemas. Sabiendo que sus días están contando, que de
ti depende el número de meses, y tu haz puestos un
límite que no se puede pasar”.
Cada segundo que pasa,
cada minuto, cada hora, cada día que pasa, nuestra vida
queda más corta, como está en el Salmo 38, 6:
“Ve: un palmo son los días que
me diste mi duración es un nada frente a ti”,
y el Salmo 102, 15-16 dice también:
“El hombre: sus días son como
la hierba, él florece como la flor del campo; un soplo
pasa sobre él, y ya no existe y nunca más se sabrá donde
estuvo”.
La vida es breve y el
tiempo pasa como un relámpago. ¿Que estamos haciendo con
ese tiempo tan precioso? ¿Cómo lo estamos usando; para
nuestra salvación o condenación?
¡Sabemos que la vida
es breve, ella pasa y no vuelve más! Pasa la INFANCIA,
pasa la ADOLESCENCIA, pasa la JUVENTUD, pasa la EDAD
ADULTA... ¿Que estamos haciendo de nuestra vida? ¡Vida
aquí en la tierra sólo existe una!
Hoy, infelizmente,
millones de personas viven como si Dios no existiera,
como si no poseyeran una alma inmortal y como si no
fueran a morir un día; matan el tiempo, viven como
paganos y desperdician el tiempo como si fuera una
basura.
Dios, en la hora del
juicio, pedirá cuenta de cada segundo, minuto y hora que
desperdiciamos, como escribe Santo Alfonso María de
Ligório: “El día del juicio,
Jesucristo nos pedirá cuenta de toda palabra ociosa.
Todo el tiempo que no es empleado para Dios, es tiempo
perdido”.
La vida es BREVE,
CORTA... por eso, ocupemos el tiempo para acumular
tesoros en el cielo, como ordena Jesucristo:
“…junten tesoros y reservas en
el Cielo, donde no hay polilla ni oxido para hacer
estragos, y donde no hay ladrones para romper el muro y
robar” (Mt 6, 20).
Dios no nos colocó en
ese mundo para ofenderlo, para despreciarlo, para seguir
las cosas pasajeras y vacías de ese mundo; pero sí, para
vivir santamente cada minuto y conquistar el cielo...
debemos ser santos en todos los ambientes y en todas las
acciones... solamente así estamos ocupando bien el
tiempo: “Si es santo el que los
llamo, también ustedes han de ser santos en toda su
conducta” (1 Pd 1, 15).
Feliz de la persona
que pregunta a menudo, que pregunta todos los días con
el máximo de sinceridad: ¿LO
QUE ESTOY HACIENDO DE MI VIDA? ¿ESTOY VIVIENDO PARA
AGRADAR A DIOS O Al DEMONIO? ¿DIOS ESTÁ FELIZ CON MI
COMPORTAMIENTO? SI MURIERA HOY, ME SALVARÍA O ME
CONDENARÍA? ¿ESTOY TRANQUILO PARA COMPARECER DELANTE DEL
TRIBUNAL DE DIOS?
Aún si viviéramos
200... 300 o 400 años aquí en la tierra; es nada
comparando con la eternidad.
Todo pasa... Todo
acaba... recordemos de que ese minuto que pasó mientras
yo hablaba jamás volverá... hagamos el bien mientras es
tiempo.
Millones de personas
andan preocupadas solamente con los bienes de la tierra
y se olvidan de luchar para conquistar el cielo. Es
preciso acordarlas de que todo pasa... todo acaba...
todo muere. Quién no trabajó para salvar su alma, es, de
todos los locos, el más loco.
Debemos hacer el bien
mientras estamos vivos... porque en el túmulo no
podremos más realizar buenas obras.
¡Quién sabe el año de
2016 será nuestro último año aquí en ese mundo! Nuestra
vida está en las manos de Dios. Feliz de quién vive bien
el momento presente.
Quién desperdicie su
vida llorará amargamente en la hora de la muerte viendo
las MANOS VACÍAS.
¿Qué dirá para Dios en
la hora de la muerte quien tuvo todo para salvarse, pero
prefirió seguir el mundo, el Demonio y la carne?
¿QUE DIRÁ PARA DIOS
QUIEN DESPERDICIE SU VIDA ... EL TIEMPO FUERA... QUIÉN
PASÓ LA VIDA COMO SI DIOS NO EXISTIERA?
¡La vida es breve!
Dios pedirá cuenta de cada minuto si fuera
desperdiciado. El tiempo que tenemos para hacer el bien
y conquistar el cielo es ahora.
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